Mural en Oventik
"En 500 años se negaron a ver nuestros rostros, ¿Porqué ahora quieren ver nuestras caras? - E Z L N"

1 de Enero de 2010 - XVI aniversario de la Guerra contra el olvido

Presentación del libro “Libro Noches de fuego y desvelo”, 8 de junio, Casa Lamm.

EL AMOR, SUS MODOS Y NI MODOS. I.

Este primer texto forma parte de una serie que se irá haciendo pública en otros lugares donde se presentará este desvelo hecho libro. El segundo se presentará en Morelia, Michoacán, el 12de junio. Y el tercero, en Guadalajara, Jalisco, el 15 de junio. Va.

CAPÍTULO I.- Que nos da a saber del veredicto de Sombra, el guerrero; que deja pendiente la carta de amores y esas cosas que el Sup redactó por encargo de Elías, pero que detallada cuenta da de la desconcertante misiva que Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, escribió para la Magdalena, así como de otros extraños sucesos y desordenadas explicaciones que no muy se entienden porque de por sí hay un pensamiento desordenado. Bueno, cuando menos uno.


El veredicto de Sombra.

Conocí a Sombra, el guerrero, alguna de esas madrugadas en que visité a Los Vigilantes. En ese entonces, en las distintas zonas se estaba discutiendo la que después sería conocida como Sexta Declaración de la Selva Lacandona. En la consulta interna que realizábamos, a mí me habían mandado para conocer el pensamiento de Los Vigilantes sobre lo que veíamos y el paso que daríamos. Lo que me dijeron Los Vigilantes esa madrugada, hace dos años, en junio del 2005, no viene al caso, así que no me extenderé en ello.

Fue casi al retirarme. Una lluvia, que empezó la tarde anterior, alargaba ya sus humedades hasta las primeras luces del alba. Los Vigilantes me llamaron y me lo presentaron. “Éste es Sombra”, dijeron, “él te acompañará cuando pase lo que va a pasar”. Los Vigilantes no suelen dar muchas explicaciones, y las más de las veces lo hacen con alegorías, leyendas, cuentos e historias. Así que ni siquiera pregunté quién era o cuál iba a ser su trabajo. Me despedí y junto mío, como de por sí, Sombra caminó hasta el Cuartel General del EZLN.

Sombra no hablaba mucho entonces, pero solía hacer comentarios irónicos con un filo que cortaba hasta en el tono. Se mantuvo entonces como al margen, como esperando. Yo imaginé que Los Vigilantes lo habían puesto de algo así como mi guardaespaldas, puesto que sabían ellos que, si la iniciativa era aprobada por los pueblos zapatistas, me tocaría salir primero y solo. Pensé que el nombre de Sombra era eso, una definición de su misión.

No acostumbro andar acompañado, así que al principio era molesto estar con él. Y por un buen tiempo pensé que Sombra era y sólo Sombra sería, hasta que llegamos a una reunión del Comité.

Ya la noche mandaba en el mundo de abajo cuando llegamos al lugar de la reunión, un poblado zapatista donde reinaban de manera coordinada (o sea, peleándose), y no en sentido figurado, la Toñita-Tercera-Generación y la Estefanía, que no sólo tiene el nombre, también el complejo de princesa de su par de Mónaco. Ambas tenían entonces 4 años, si la cuenta no me falla porque han de saber ustedes que allá también las matemáticas son muy otras.

En fin, apenas desmontando del caballo, las respectivas madres de la Toñita y la Estefanía me informaron lo más importante, a saber: que había café caliente y que las niñas que se disputaban el trono de ese olvidado reino, se habían quedado dormidas esperando al “Chup”, cito textualmente, “para que nos cuenta un cuento de ésos que no se entienden”.

Yo no alcancé a ofenderme. De por sí la Toñita y la Estefanía se adornaban y le echaban mucha crema a sus tacos cuando yo no estaba y, según me contaban sus padres, decían que, cuando yo llegara, me iban a mal mirar porque mucho las regañaba por no ir a la escuela autónoma. La Toñita, por ejemplo, argumentaba que escuela autónoma quería decir que podía ir cuando quisiera, que por eso era autónoma. Y la Estefanía decía que no iba porque la maestra era muy enojona, porque claro lo miraba en su ojo que se embravecía y hasta se ponía morada.

Pero ni ofensa, ni café caliente. Ahí nomás desensillando me avisaron que los comités están reunidos y me esperan. Llegué y saludé. Entonces, cuando iba a presentar a mi supuesto guardaespaldas, él mismo se presentó diciendo: “Sombra, el guerrero”. Ninguno de los comandantes y comandantas se sorprendió, así que supuse que ya lo conocían de antes, o que ya sabían de él.

Tal vez en otra ocasión les cuente de lo que Sombra y yo hablábamos, y hablamos, en las largas y solitarias jornadas, recorriendo los rincones de esta herida que llamamos Patria. Por ahora sólo baste decirles que, antes de salir para acá, me entregó unas líneas de trazo desordenado. No miré lo que decían, hasta hace unos momentos, antes de llegar aquí. Aunque los destinatarios apenas ahora se enterarán que lo son, creo que ellos me excusarán el que sepan del contenido de esta carta, dirigida a ellos, al mismo tiempo que todos ustedes, ahora que se las lea.

Dice así:


“Pinceles, hermano; Cuadratín, amigo:

Me parece que está claro, como se aclara mi mirada cuando a Ella la veo.

Cuando percibí los primeros trazos de Pinceles sobre el caballete, supe que él ganaría. No sólo conseguiría decir aquello en lo que mis palabras enmudecían. También supe que la luz que me desvela, rendirse bien podría a esas palabras hechas carbón y óleo, a esas imágenes contando una historia de deseo por definirse, como es ley que el deseo se defina luego, es decir, en humedades y truenos, en suspiros y gritos, en sueños.

Sí, he de confesaros, amigos, que pensé entonces que Pinceles habría ganado el reto y que, entonces, otro muro alejaría a la Ella de mí, como se alejó del fuego que le adornó el paso en el lienzo de aquella madrugada.

Maldije entonces aquel tiempo en que dejé, sobre el desordenado escritorio que Pinceles tiene en su taller, algunas de mis cartas y recuerdos, junto con el reto lanzado de contar otra historia, y de otro modo contar el dolor que por ella en mí se duele.

Alimentaba yo, sin embargo, la tenue ilusión de que, al final del lance que disputaba su atención y gracia, fueran mis palabras, y no los coloridos trazos de Pinceles, las que la tocaran en ese rincón secreto donde su nido tiene el nudo del deseo. Bien sabéis vosotros que para eso vivo y lucho, y que si no lo encuentro muero. Y pensaba yo para mis adentros, que mientras ese relámpago herida fuera en mi mirada, esperanza tendría de sombra dejar de ser, si en sus ojos, por fortuna y por fin, para siempre me alojara.

Vinieron entonces largas travesías, combates fieros y apocados reposos. Sombra en las sombras era. Ansia por de su mirada la enfermedad no tener y, por tanto, nunca el alivio conseguir luego.

Así pensaba… hasta hace unos momentos. Porque sin proponérmelo yo, ni que planeado por nadie fuera, tuve en mis manos la forma en que Cuadratín resolvió el desafío y me supe ya perdido. A mi entender, él había logrado hacer lo que parecía imposible, no sumar dos historias, sino hacer una tercera: el libro.

¡Vamos! ¿Otro rival más en la lucha por esa tierna luz?

Sea. Guerrero soy, y siempre habré de luchar por, en ella toda, nadie ser.

Así que, sabedlo caballeros, no es ésta mi conclusión o cumplimiento del lance en el que, sin proponérselo, su resplandor nos ha empeñado.

Ni Pinceles, Ni Cuadratín, ni la Sombra que soy, el guerrero.

Gana la ella, que es como deben terminar estos duelos.

¿Terminar dije?

Comenzar, corrijo.

Porque seguro estoy, y en esto de acuerdo estaréis conmigo, que ella nos derrotó desde la madrugada aquella en que, reunidos los tres, sin más lisonjas que las que ofrecen el café y el tabaco, llamarnos “La Sociedad del Desvelo” decidimos.

Que se sumen pues los desvelos que estas historias, palabra, imagen, libro, provoquen. Que luz tan alta como la que en ella anda, alto tiene el sueño, y a desvelar alcanza con su brillo, a todo varón o fémina que de serlo se precie, aunque aumente más así mi sufrida vela.

No estoy vencido, no. Sabedlo vosotros y aquel que en la pelea entre para no ser dueño sino siervo de mi señora.

Conoced entonces que si no existe aún la madrugada en que, ella en su luz desnuda, yo con la sombra cubierto, nos encontremos, con empeño habré de hacerla, y hacerme, para en ella de nuevo nacer y morirme luego.

Y sabed entonces que, de mis pasos rotos, fabricaré, de luces y sombras desconocidas para el mortal común, el discreto rincón del calendario donde mía será y donde seré suyo.

Por lo demás, señores, continuad el desafío.

La moneda está en el aire, y no caerá hasta que a sus pies me rinda yo, que es mi más grande anhelo, o se rinda aquél que en su corazón venza y en su humedad al fin naufrague.

Sed pues, caballeros, bienvenidos al desvelo.

Que el duelo siga y que no tengamos más alimento que ese destello que hoy, como antes ayer, a esta historia nos convoca.

Vale. Salud y que, mal haya mi destino si éste fuera, nunca sea cicatriz la delicada luz que a mi sombra lacera.

No vuestro, sino de ella soy, caballeros.

Por ella, para ella y en ella, soy yo, Sombra, el guerrero…


Elías Contreras hace una su carta, de amor y esas cosas, para La Magdalena.

“Querida compañera, o compañero, según, Magdalena:

Recibe mis saludos fraternales y revolucionarios esperando que te encuentres bien en compañía de tus compañías, que sea tus compañeras, o compañeros, según, de trabajo. Yo aquí me encuentro bien, contento con los compañeros y compañeras de la lucha. Después de mi corto saludo, paso a lo siguiente:

Mira Magdalena, claro te digo que lo pedí al Sup que hace una carta de amor para que yo te voy a dar y así tú crees que yo escribí la carta, pero no yo la escribí sino que el Sup, pero fue porque yo se lo pedí que si no, pues no escribe la carta.

Entonces estaba yo un poco contento, no mucho, pero siempre un poco sí, porque ya tenía ya la carta. Pero aluego pensé que claro se va a ver que yo no escribí la carta que no escribí porque la escribió el Sup. Entonces dije, bueno, no dije pero pensé que, como dicen los ciudadanos, qué tal que me cachan en la maroma y no me sale. Y no es que te haya querido engañar, bueno, un poco sí, pero no mucho, que digamos que no es muy grave, sino que más o menos, que sea que era un engaño que iba salir bien, pero pensé que qué tal que va a salir mal, entonces mejor pensé de hacerte esta otra una carta que es, dice el Sup, una carta de amores y esas cosas, que sea que sí habla de amores un buen, pero de repente también de esas cosas otro tanto, no sé, tal vez.

Y arresulta también que, además, yo de por sí soy Contreras, que sea que es mi apedillo y mi modo, ni modos. Entonces si el Sup me dice “Andáte Elías, llevále esta carta a la Magdalena y le dices que tú la escribiste, y pa´ que llegues luego y no tardes, llévate la mula”, sin agraviar ¿eh?. Es que de por sí me empresta una su mula que tiene, que no es su mula, sino que se dice que está bajo su responsabilidá, que sea que él tiene que ver por la mula, manque sea muy mula, ora sí que ya le paro porque si no te vas a enojar y no es trato que te embravezcas.

Pero bueno, si el Sup me dice eso, pos yo, nomás de Contreras, no lo hago. Entonces también por eso no te doy la carta del Sup que yo le encargué para ti, sino la que yo mero te hice.

Entonces espero que me hayas entendido, Magdalena, y si no me entendiste no preocupas mucho porque de por sí tengo muy revuelto mi pensamiento y aluego arresulta que ni yo sé qué es lo que estoy diciendo.

Bueno, pues entonces esta carta que te mando se titula:

Carta de Amores y esas Cosas para la Magdalena.

Y el autor soy yo mero, que sea Elías Contreras. Y se dice autor porque uno mismo escribe lo que escribe y no otro, o lo que es lo mismo, el que hace las cosas es el autor de esas cosas. Por ejemplo, ¿quién es el autor de las chingaderas que nos hacen como indígenas que somos? Bueno, pues es el capitalismo. Y entonces el capitalismo quiere decir, pero bueno, luego te explico eso que es de política y no de amores, aunque tal vez sí, de repente, quién sabe.

Bueno, pues entonces yo te escribo esta carta que dice así:

Querida compañera, o compañero, según, Magdalena:

Bueno, pero no así se empiezan las cartas, sino que primero se pone la fecha y el lugar, que sea cuándo se escribe la carta y dónde la escribe uno, o una, según. Pero yo no le pongo fecha porque ni siquiera sé si te voy a entregar o no, porque aluego cuando te miro pues me entra la nerviosidá que le dicen, que sea que se me olvida lo que voy a decir, bueno, de por sí se me olvida cada tanto, pero cuando te miro pues ahí está la palabra dando vuelta y vuelta en la cabeza pero nomás no baja a la lengua y ahí estoy como tarugo, sin agraviar, pero también tu tienes tu parte del delito porque aluego andas toda rabona con esas falditas que ya de balde y las blusas que ya no se puede creer, con toda la pechuga asomando nomás. Entonces pues sí me inquieto, no mucho, bueno, sí mucho pero no lo doy a notar, creo.

Entonces, si la carta ésta de amores y esas cosas que te estoy escribiendo no tiene fecha pues no vas a enojar porque de balde se enoja uno, o una, según, en esto de los amores y esas cosas, porque, a ver, ¿qué caso tiene estar en la peleadera en lugar de estar en la querencia?

Por eso en Radio Insurgente, la voz de los sin voz, que han de ser muchos, o muchas, según, porque todo el día están dale y dale, pero bueno, pues ahí en nuestra Radio Insurgente sacan programas de orientación, que sea de consejos, para que no se pelean las parejas, o los parejos, según.

Y ahorita me estoy acordando que el Sup pone unas músicas muy otras cuando está de locutor de Radio Insurgente y un poco mucho nos hace reír con sus chistosadas y el otro día puso una música que dice que “ya no me pegues con el molcajete, mejor pégame con la trompa, mamacita” y yo creo que es por el 10 de mayo que es el día que se festeja nuestras mamaces y entonces si uno, o una, según, quiere mucho a su mamaces entonces dice mamacita y yo creo que el Sup sí cierto que tiene muchas mamaces porque cada rato anda diciendo “mamacita” y aluego se ve que tiene antojo porque dice también “arrrroz con leche”. Y en el norte dicen “leshe”, a saber por qué pero así lo he escuchado, y yo bien lo miré que el norte es muy otro, yo creo que por eso está en la otra. Bueno, pues ya me fui para otro lado otra vuelta.

Bueno, entonces arresulta que esta carta no tiene fecha por razón de que ya te expliqué y si no me entendiste ahí luego te paso un apunte para el estudio, que sea que es un papelito que uno como quiera no entiende nada, pero hace como si estuviera entendiendo y los demás no se dan cuenta de que uno tiene cara de tarugo, sino que dicen que uno es “intelectual”, manque no sea inteligente, pero bueno, con el papelito ése que se llama “apunte” o también le dicen “control de lectura” pero qué va a ser, si lo emprestan el apunte para no leer el libro, y pues ya me estoy jalando otra vuelta pa otro lado, pero el apunte en veces pues sí se entiende.

Bueno, y tampoco la carta tiene el lugar porque no sé ónde mero la voy a escribir porque onde quiera llegan los pensamientos en mi cabeza y ni modos que escriba a cada rato “esta parte la pensé en tal parte pero la escribí en tal otra”, no, si de por sí ya está revuelto mi pensamiento, peor va a salir la carta, no como ahorita que está quedando todo muy claro, pero es porque te estoy explicando, que si no pues no entendías “ni mais palomas”.

Esto de “ni mais palomas” me lo enseñó un compa que es mago y se llama “Alakazam el mago”, que sea que “Alakazam” es su nombre y “el mago” es su apedillo, como yo mi apedillo es “Contreras” porque es mi modo, entonces yo creo que su modo del compa Alakazam es ser mago. Bueno, pues el compa Alakazam dice “ni mais palomas” y ¡zas!, ahí nomás desparece una paloma que no es cierto que la desparece, sino que la guarda en un su sombrero como de jirafa que tiene, pero nadie se da cuenta porque el compa Alakazam hace magia, que sea, hace que todos miren para otro lado, como de por sí hacen los capitalismos con la gente, para que no lo mira que son unos ladrones, o ladronas, según.

Entonces espero que ya te quedó claro por qué esta carta no empieza con la fecha y el lugar y por eso comienza así como de zopetón, porque uno, o una, según, nomás abre el papelito y ¡zácatelas!, ahí nomás ya sale por donde va el asunto y ni tiempo le dan a uno, o una, según, de prepararse. Pero tú no vas a tener ese problema porque yo te estoy explicando como quien dice la perspectiva de la carta, que sea que la mires la carta de todos lados y al mismo tiempo, y yo creo que mejor te vas sentando porque aluego uno, o una, según, se marea con eso de la perspectiva.

Entonces ya sigue la carta, que sea que dice así:

Querida compañera, o compañero, según, Magdalena:

Y bueno de por sí se acostumbra en las cartas poner “querida” o “querido”, pero no es porque uno ya anda queriendo o porque le anda ganando la gana, sino porque se dice que es cortesía, que sea que uno es buena gente con el otro, o la otra, según.
Pero se usa sólo si somos compañerismos, porque si le estás haciendo una carta a los malditos gobiernos pues no pones “Querido mal gobierno”, sino que pones también tu coraje, así como “Pinche mal gobierno” o “Maldito mal gobierno” o “Desgraciado mal gobierno”.

Bueno, ya le paro ahí con eso del mal gobierno porque si no pues tardo y la carta ya no va a ser de amores sino de corajes.

Y entonces en la carta ya sigue lo mero principal, que sea el por qué de la carta. Que sea que es como lo de por qué luchamos.

A ver, ¿por qué luchamos? Pues por los 13 puntos que antes eran nomás 11 pero se crecieron después de 94, como de por sí nos crecimos como zapatistas que somos. Y entonces el por qué luchamos es lo mero principal del EZLN, que sea por tierra, techo, trabajo, alimentación, salud, educación, democracia, independencia, libertad, justicia, paz, información y cultura.

¿Si son 13? A ver.

Sí, son 13, pero aluego se me olvidan todos y entonces yo tengo una maña porque cuando me pregunta alguien “¿por qué luchan los zapatistas?” y no muy llega rápido en mi cabeza alguno de los 13 puntos, pues entonces respondo “Por otro mundo más mejor y más bueno”.

O sea que respondo con un resumen, que quiere decir que se meten muchas palabras en unas pocas.

Bueno, aunque dice el Sup que los ciudadanos, o ciudadanas, según, luego hacen unos resúmenes que parece que así como no sueltan el micrófono, tampoco sueltan el lapicero, o la computadora, porque aluego ya lo escriben como si estuvieran matando chinches. Y dice que sus resúmenes son más largos que lo que están resumiendo. Que sea, si es un libro de 100 páginas, ¡zas!, se hacen un resumen de 300 hojas por los dos lados y a renglón pegado, le dice.

Bueno. Entonces lo mero principal que te quiero decir, Magdalena, es lo siguiente:

Mirá vos, Magdalena, yo puedo estar sin tú. Puedo hacer los trabajos de la lucha, y comer, y dormir, y puedo ir a la milpa o hacer las misiones que me encarga el mando, que sea el Sup, y todo lo que hago lo puedo hacer de por sí sin tú.

Entonces arresulta que no ahí está la problema, sino que la problema está en que no quiero hacerlo sin tú. Entonces, como quien dice, claro te digo que yo te quiero como un resumen de todo lo que no me sale en palabras y de otro tanto para el que ni siquiera hay palabras.

Pues esto toda mi palabra, compañera Magdalena. No sé que me vas a decir. Si tal vez no entendiste de repente te puedo dar una explicación, pero no mucha porque si no aluego me hago bolas.

Entonces pues ahí lo veas, según qué me vas a decir, si es que sí vas a aceptar que yo soy como quien dice tu pretendiente, que sea que pretendo que me digas que sí, que sea que me escojas a mí.

Y entonces, si ya dices que sí te pretenda, pues entonces ya te digo lo que falta, que sea eso de las “esas cosas”, porque la carta dice “de amores y esas cosas” y sólo escribí la parte de amores porque qué tal que me vas a decir que no, y entonces de balde claro voy a decir muchas cosas de las otras cosas.

Entonces, si es que me vas a decir que sí, pues no dilates mucho porque así rápido nos entendemos y pos a darle que pa luego es tarde, dicen.

Ora que si me vas a decir que no, pues entonces lo escribes en una tu carta y lo mandas por correo terrestre, le dicen, a mi dirección en las montañas del sureste mexicano, y pos así va a tardar un buen de tiempo en llegar y así no se bolla rápido mi corazón sino que tarda.

Creo que ahora sí ya terminé ya la carta.
No, ya me acordé de otra cosa. Qué bueno que me acordé, porque si no ya no puedo poner la posdata. Dice el Sup que la posdata es para poner lo que se nos había olvidado. Entonces, como quien dice, posdata quiere decir algo así como “¡ah, ya me acordé!”.

Entonces dice:

Posdata. Bueno, creo que se pone al final de la carta, pero pos ya lo puse aquí y ahí tú la acomodas mero onde va, o lo recortas con una tu tijera este pedazo y ya aluego lo pegas al final, después de onde viene mi firma.

Y lo que acordé es que yo te quiero según tu modo, Magdalena, que sea que yo quiero a la Magdalena que eres y a la que quieres ser, no la que otros quieren que seas.

¡Chin!, ya son muchos “quieros” y dice el Sup que hay que buscar sinónimos, que sea palabras que son iguales porque son diferentes, o algo así. O sea que, como quien dice, te estoy diciendo claro que tú y yo seamos sinónimos mutuamente ambos dos.

Pues es todo.

Fraternalmente.

Vivir por la patr…

¡Ah!, tras que no. Ya me acordé que el Sup me dijo que no termino así la carta y yo le dije que por qué no si yo soy zapatista. Y el Sup me respondió que porque es una declaración de amor, no una Declaración de la Selva Lacandona. Y entonces le pregunté que cómo pues voy a terminar y él me dijo que algo así con mucho sentimiento pero que no sea muy largo, porque uno no se va despedir en una carta haciendo otra. Entonces pensé este final que dice:

Fraternalmente y ahí luego nos perspectiveamos.

Elías Cont…

¡Ah no! El Sup me aconsejó que pongo algo bonito antes de la despedida. Entonces ya pensé algo bonito, a ver si te va a gustar, no sé, de repente sí, lo más seguro es que quien sabe.

Y dice así:

Magdalena, desde que te conocí, pos nomás no me pasa el día, se me va el hambre, me distraigo de los trabajos, no me concentro y la paso suspirando. O sea que, como quien dice, desde que te conocí ora sí que se chingó la Roma ésa.

Pero pérate, no ahí termina lo bonito, sino que falta lo que falta, que sea que dice, ahí nomás lueguito de onde dice que ora si que se chingó la Roma ésa:

Entonces yo creo que no está cabal que yo esté así nomás por tu causa, motivo o razón. Y más mejor que a ti te pasa igual, para que juntos nos distrayemos de los trabajos, y no nos concentramos, y la pasamos suspirando, y no nos pasa el día, y que ora sí se chinguen dos Romas.

¿A poco no quedó bonito?

Bueno, pues ya me despido.

Y claro te digo que no andes toda despechugada porque aluego te enfermas y qué tal que no estoy yo para cuidarte.

Es todo mi palabra.

Desde… desde… bueno, ahí luego te digo desde donde, porque falta lo que falta…

Elías Contreras.
Comisión de Investigación del EZLN.



Ahí termina la carta de Elías Contreras. La encontré yo, cuando revisaba las cosas de la finada Magdalena, buscando algún dato para avisarle a sus familiares o amigas. Estaba cuidadosamente doblada, así que nunca sabremos si la Magdalena la había leído o no, antes de aquel combate en el que cayó peleando contra el mal y el malo.

Tiempo después, vi a Elías Contreras y le dije que había encontrado esa carta, pensando que tal vez él quería conservarla. Elías la releyó y me la regresó diciéndome:


“Quédala Sup, como quiera las cartas son de por sí para alguien muy especial y se escriben una vez, ya luego pues quedan las palabras ahí guardadas en papel, para que, aunque la piel olvide o no tenga, nuestro corazón recuerde hasta lo que falta ser”.

Así me dijo Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, y así digo yo ahora, las palabras son para que, aunque la piel olvide o no tenga, su corazón recuerde lo que falta ser, es decir, el mañana.

Muchas gracias.

Desde la calle Zapotecos, en la Colonia Obrera, en el Otro Distrito Federal.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Junio del 2007.

P.D.- ¿Quieren saber de qué tratan los capítulos dos y tres del Amor, sus modos y ni modos? Pues se van a tener qué esperar a Morelia y a Guadalajara. Sirve que pienso de qué carajos voy a hablar.

Tan-tan.

0 comentarios: