En muchas ocasiones solemos caer en un mundo de fantasías donde la realidad de un individuo es nada más lo que lo rodea, y esto es lo que no permite tener una visión de la vida, de comprender realmente la vida allá afuera. Recuerdo el no muy lejano año de 1994, cuando los de arriba, es decir, los gobernantes nos contaban el cuento de que México entraría al primer mundo con su ingreso al Tratado de Libre Comercio (TLC) y todos imaginábamos un nuevo amanecer aquel primero de enero, como en un cuento de hadas, donde todo cambia de repente a través de una varita mágica. ¡Oh sorpresa! No fue así, ni tampoco cuando cambiamos de milenio, donde el Siglo XXI sería todo diferente, sin hambre, sin pobreza, sin guerras, sin divisiones, sin frustraciones. ¡Öh sorpresa! Tampoco ha sido así en estos 9 años de este nuevo siglo.
A veces no es necesario ir muy lejos para comprender realmente a este mundo, lleno de personas indiferentes. Una persona muy querida, me decía recientemente, por ejemplo, que cuando le hablaban de Chiapas, pensaba que todo era monte y selva con monos colgando en los árboles y también me decía que muchas personas piensan que Cancún todo es playa, tampoco Tijuana todo es sexo, tequila y mariguana, ni Chihuahua todo es muertas de Juárez o los estados del norte todo es narcotráfico.
Quiero compartirles las siguientes paradojas de la modernidad y de la vida. Va pues…
Uno
A mis herman@s, a tod@s:
Hola cómo están, les escribo desde el otro lado, desde el Río Seco, Takiukum, Chenalhó, Chiapas; la mañana norteando, la montaña cubierta de neblina grisácea, con un frío que uno no aguanta pero la niñez lo soportan, es su hábitat, su naturaleza, su mundo, su tierra…, mi tierra no lo es, pero acá estamos, acá estoy, por una necesidad, por la educación... por un reto más de mi vida, una experiencia más... Ya tenía rato que no vivía en este mundo... diferente a mi lugar natal, también allá hay pobreza, desigualdad, pero no tanto cómo acá, en esta bendita tierra, es el otro Chiapas, el de la pobreza, los olvidados, pero existen... viven y también quieren su lugar... porque en este poco tiempo que llevo acá he visto en mis niños, en mis alumnos... la tristeza, el candor de sus miradas, que proclaman también una educación, salud y techo...también desean vivir... sobresalir... ser alguien en esta vida... no ser olvidados.
A veces ha pasado por mi mente, tirar la toalla, porque he visto la necesidad, el sufrimiento en este poco tiempo que llevo, le llamo sufrimiento porque no estoy acostumbrado a esta vida, porque me he aculturado a otro mundo, por la simple necesidad de aprender y sobresalir... pero aún no pierdo ni olvido mis raíces... mi vida... mi tierra, yo no les deseo que vivan lo que estoy viviendo, lo que experimento ahora, pero admiro a esta gente que vive en estas tierras... porque viven su mundo, con la carencia... pero me imagino viven felices... no sé...
Últimamente la educación ha mejorado... porque en esta escuela pobremente cuenta con esta tecnología de la internet... lenta pero allí está y aquí estoy escribiéndoles... no por flojera sino porque la naturaleza así los nos permite... viva Dios y muera el hambre... Dios me los bendiga siempre hermanos míos y amigos... y mis vidas enteras.
PD...Les comparto esta pequeña receta, este pequeño pasaje de mi vida...hay que estudiar, trabajar par que mañana tener éxito...
Con respeto, cariño, amor y vientos de paz...
Bajlum.
Dos
Hermanos tod@s:
Espero estén bien ayer se desconecto mi computadora porque se fue la luz y ya no pude conectarme de nuevo, ya hoy salgo de la comunidad, mañana ya no trabajo, hoy tampoco vinieron mis alumnos está muy feo el clima, hay mucho frio, ya tenía rato que no me quedaba en una comunidad a dormir, es muy triste pero aprendes a conocer la realidad en donde vivimos, jamás pasó por mi mente quedarme y conocer en este lugar, caminé un tramo para conocer el pueblo y como estaba lloviendo había mucho lodo y niebla, ves alrededor todo blanco, y me pregunté a mi mismo – ¿Qué hago acá? – y recordé cuando vivíamos en Limar, pero es muy diferente nuestro pueblo, porque allá es un Miami Beach, un Nueva York, ja ja ja, es muy desolado y triste por acá; de verdad, acá conoces el olvido, conoces la tristeza, la soledad para uno, pero los que viven acá no les queda de otra y más que acá están sus casas, sus cerros, su naturaleza y me he dado cuenta de que te hace ser más fuerte y más maduro y extrañas todo...
Cuídate Ichíñ y échale muchas ganas a tu trabajo, acá es un mundo y allá otro... acá mucha pobreza y allá mucha riqueza (no en su totalidad) ¿qué paradoja no?... mil bendiciones siempre y diosito me los cuide...
Los quiero mucho... a ti también tía.
PD... mis kamaradas los quiero mucho también y échenle muchas ganas a su trabajo y vivan la vida bien... les comparto este pequeñísimo pasaje de mi vida, de mi experiencia... de cómo hay mucha paradoja en este mundo, rica naturalmente en sus costumbres y tradiciones... cuídense mucho y nos vemos pronto.
Tres
Mis niños chiapanecos
Son niños chiapanecos, de carne y hueso. Son del color de la tierra y también son rebeldes. La Selva Lacandona es su casa. Ahí habitan, ése es su mundo, lo disfrutan como cualquier niño de Tuxtla Gutiérrez, D.F., Monterrey, Cancún, etc. ... Aunque para ellos el Nintendo, el Xbox, el P2P, la televisión o cualquier otro aparato de la tecnología moderna les son ajenos, su mundo también es envidiable.
Ellos, los llamados niños de la modernidad, de la nueva era, de carne y hueso, conocen como la palma de su mano los tipos de árboles que conforman su hábitat natural. Corren al aire libre, respiran oxígeno puro...su mundo es la naturaleza. Sus juguetes son ramas, piedras, nadar y el comal...y si alguien tiene una bicicleta ¡qué afortunado!
Estos son mis niños chiapanecos que juegan a ser en ejército de soñadores para luchar por un mundo mejor, para luchar por la vida. Ellos todavía están lejos, o tal vez no lleguen a jugar a ser los Power Rangers o a los Caballeros del Zodiaco.
Estos son mis niños que no juegan a ser Papá o Mamá, o al doctor y al enfermo, acá se juega aprendiendo a cosechar maíz, frijol o café. Son mis niños que espero les llegue un mañana diferente.
Acá con ellos se juega con la vida aprendiéndola a sobrevivir, donde la niñez acaba a los 6 o 7 años.
Para terminar, del maestro Mario Benedetti:
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra
Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
Continuará…
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